jueves, 25 de febrero de 2016

AMENHOTEP III

Amenhotep III, hijo de Tutmosis IV y la reina Mutenmuia, en 1380 AC. Con sólo 12 años, se convirtió en rey de Egipto, el país más poderoso del mundo, al que llegaban riquezas de toda la zona por medio de tributos.
 Su nombre, Amen-Hotep, significaba ‘el dios Amón está satisfecho’.
Estableció su capital en Tebas, al Sur, aunque Menfis, en el Norte, también jugó un papel muy importante durante su reinado.
En Tebas se daban numerosos contrastes, construyéndose, por un lado, magníficos templos y palacios,  y por otro lado, acogiendo a gente que llegaba en barcos de todo el mundo, creando barrios pobres y marginales. Era la capital del Imperio.

Poco a poco se iba acrecentando el culto a Atón, dios solar, basado en el culto a Amón-Ra. Este culto experimentó un gran auge, aunque conviviendo con el culto a los otros dioses. Cabe destacar, un escarabajo de este rey, encontrado en Nubia, que  lleva la inscripción de “Amón, señor heliopolitano de los Dos Países…” Atón es identificado con el faraón, para resaltar su poder como dios y como hombre.
El reinado de Amenhotep III duró casi 40 años, y se caracterizó por el mantenimiento de la paz y la construcción de grandes monumentos. Se casó con Tiy, que fue siempre su Gran Esposa Real, que estuvo a su lado en el gobierno y las cuestiones religiosas, según numerosas representaciones, y con la que tuvo muchos hijos: Amenhotep (futuro Akenatón), Isis, Sat-Amón, Baketatón, Henut-Tau-Nebu, Mebet-Ah-Honitmer , Tía y Tutmosis, el heredero que murió antes de llegar al trono. Aunque probablemente fuera también el padre de Smenjare, según algunas teorías, y muy probablemente también lo fuera de  Tutankamón.

También estuvo casado con varias princesas de Mitanni, Babilonia, Arzawa y Próximo Oriente. Estos matrimonios tenían carácter político, y le servirían para mejorar y establecer relaciones diplomáticas con los países vecinos. Era una práctica muy frecuente en esta época.
Amenhotep III no era un faraón guerrero con afán de expansionismo, sino que su política se basaba en el mantenimiento del Imperio, en establecer relaciones estables con enemigos potenciales, mediante tratados de amistad o los citados matrimonios. Mantuvo la paz gracias a las buenas relaciones diplomáticas que tenía con Mitanni, Babilonia y Asiria. El único punto peligroso eran los hititas. El hecho de que durante su reinado se produjeran grandes cambios en el gobierno y poder hitita, hizo que los países del Imperio buscaran la protección de Egipto. En un principio, no deseaban enfrentarse a Egipto y firmaron con ellos un Tratado para delimitar las fronteras. Pero los hititas continuaron aliándose con reyes vecinos y preparándose para la conquista. 
Otra faceta a destacar de Amenhotep III es su carácter constructor. Con la ayuda de su arquitecto y amigo íntimo Amenhotep, hijo de Apu, construyó el Palacio de Malqata, el Templo de Luxor, numerosas construcciones en el templo de Karnak y en Medinet Abu, el Templo del que sólo quedan los llamados Colosos de Memnon. Muchas de estas obras de arquitectura fueron restauradas y ampliadas por monarcas posteriores.
En resumen,  el reinado de Amenhotep III se caracterizó por una prosperidad económica y constructiva, y por marcar un largo período de paz. Pero, por otro lado, los problemas en política exterior, y el hecho de que los sacerdotes de Amón eran cada vez más poderosos, serían el terreno de cultivo perfecto para la revolución que llevaría a cabo, años más tarde, su heredero, Amenhotep IV, Ajenaton, el cual fue corregente con él durante algunos años, según los últimos descubrimientos.


Marta Pérez (Akesha)


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